Tú, que vas a despertar a mis instintos a bocados,
planeas desde tu lado de la cama algo perverso.
Yo, desbocado, arranco de tu boca la poca inocencia que te
queda y la mastico.
Tú, que me hieres y me lames las heridas como un animal,
buscas mi mirada entre la gente y me sonríes desde el otro
lado del bar.
Yo, que puedo ser un monstruo bajo tu cama,
te envuelvo con mis brazos y te tapo los ojos.
Hoy nada te hace daño.
Lo que temo es que un día me mires desconfiado,
que te me vayas en medio de la noche y me despierte vacío.
Temes que un día ya no te prepare el café por la mañana,
ni te de noticias de esos lugares tan remotos que nadie
conoce.
No te vayas nunca.
Enójate, pero no te asustes.
Tiembla, pero sigue adelante.
Cuídame. Como yo lo hago.
PD: Me he venido a vivir a Berlín como el que se va a Benidorm. Ha sido tan 'rapidillo' todo que no he escrito nada pero os contaré cómo me va. Mañana a más tardar.
0 comentarios:
Publicar un comentario