Joder, sería muy guay no tener propósitos para el 2013. No por nada, si no porque uno tiende a pensar que es un poco más molón cuando no hace lo mismo que el resto. La feliz realidad, es que todos somos bastante simples en la mayoría de las cosas y que yo, afortunadamente, tengo propósitos, como todo hijo de vecino.
Verán. Me gustaría que se celebrara Eurovisión dos veces al año y que una nave alienígena se llevara a Malú, a Bisbal, a One Direction y a gente similar fuera de nuestra bonita Tierra. Me gustaría saber qué fue de Sabrina (la de cosas de Brujas) y qué fue también de Sonia, la que ganó El Bus. A veces me pregunto qué estará haciendo Rebecca de Mornay, pero es otro tema. Creo que estaría bien que Ylenia, la de Gandía Shore, tuviera su propio reality (una idea al aire) y, la más importante: que alguien de una vez por todas me de la razón en que Shakira sin maquillar es la viva imagen de Dolores de Cospedal, que a su vez es El Grinch, pero eso es verdad que es una fijación que tengo yo con atribuir a la gente un parecido al Grinch.
Os suelto esta sarta de chorradas porque lo mismo está de más deciros que me pone un poco cara de #olakease los propósitos navideños. Yo este año los tengo de verdad porque me ha coincidido con estas fechas, vamos, que me pilla bien este año lo de los propósitos porque se han sucedido los cambios en la recta final del 2012, porque en sí, los tengo como todo el año. Los propósitos de uno no hay que perderlos de vista.
Vamos a intentar ser felices, que nada hay de malo en intentarlo.